sábado, 6 de noviembre de 2021

INFÓRMATE


 

LA LITERATURA ECUATORIANA

Comenzó el siglo XVII, los franciscanos fueron los primeros en difundir la civilización occidental en Quito la regional religión qué al barroco son aspectos indisolubles templos de Quito y se establecieron centros educativos orientados a la evangelización.

  • Época colonial
Antes de los españoles no se tenía ningún registro de los descritos esto es debido a que los incas no tenían un sistema de escritura establecido por lo que las leyendas pasaban de generación en generación, uno de los textos es elegía la muerte de Atahualpa escrita por Jacinto Collaguazo.
  •  Modernismo

Aparece la generación decapitada estos son Medardo Ángel Silva con la obra El árbol del bien y el mal Ernesto Noboa y Caamaño con la obra romanza Arturo Borja con la obra por el camino de las de las equimeras Humberto fierro con la obra El lado del valle.

  • El romanticismo

Su representante fue dolores Veintimilla con el poema quejas


  • El realismo social ecuatoriano

Se inicia en ecuador con la novela de Luis Martínez a la costa este nos relata pérdidas que tiene que pasar un joven de una familia muy conservadora quiteña cuando muere su padre las demás son mostrar la realidad y como era.

  • Poesía de vanguardia

Surge a mediados del siglo XX uno de los poetas destacados de Aurelio Espinosa político quién sirvió como sacerdote de la orden de la compañía de Jesús y fue fundador de la pontificia universidad católica del ecuador


El ecuador a mostrado que dejó huellas a través del tiempo con su literatura

 

 POESIA DEL SIGLO XX

Poema 1

BOLETÍN Y ELEGÍA DE LAS MITAS

Autor: César Dávila Andrade

Yo soy Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernabé Ladña,
Andrés Chabla, Isidro Guamacela, Pablo Pumacuri,
Marcos Lema, Gaspar Tomayco, Sebastián Caxicondor.
Nací y agonicé en Chorlaví, Chamanal, Tanlagua,
Nieblí. Si, mucho agonicé en Chisingue,
Naxiche, Gambayna, Poalé, Cotopilaló.
Sudor de sangre tuve en Caxají, Quinchirana,
en Cicapla, Licto y Conrogal.
padecí todo el Cristo de mi raza en Tixán en Saucay,
en Molleturo, en Cojitambo, en Tovavela y Zhoray.
Añadí así más blancura y dolor a la cruz que trajeron mis verdugos.
A mí tam. A José Vacacela tam.
A Lucas Chaca tam. A Roque Caxicondor tam.
En plaza Pomasqui y en rueda de otros naturales
nos trasquilaron hasta el frío la cabeza.
Oh, Pachacámac, señor del universo,
nunca sentimos más helada tu sonrisa,
y al páramo subimos desnudos de cabeza,
a coronarnos, llorando con tu sol.
A Melchor Pumaluisa, hijo de Guápulo,
en medio patio de hacienda, con cuchillo de abrir chanchos,
le cortaron los testes.
Y, pateándole, a caminar delante
de nuestros ojos llenos de lágrimas.
Echaba, a golpes, chorros de ristre de sangre.
Cayó de bruces en la flor de su cuerpo.
Oh, Pachacámac, señor del infinito,
Tú, que manchas el sol entre los muertos.
Y vuestro teniente y justicia mayor
José de Uribe: «Te ordeno». Y yo,
con los otros indios, llevámosle a todo pedir,
de casa en casa, para su paseo, en hamaca.
Mientras mujeres nuestras, con hijas, mitayas,
a barrer, a carmenar, a texer, a escardar;
a hilar, a lamer platos de barro -nuestra hechura-.
Y a yacer con viracochas,
nuestras flores de dos muslos,
para traer al mestizo y verdugo venidero.
Ya sin paga, sin maíz, sin runa-mora,
ya sin hambre de puro no comer;
sólo calavera, llorando granizo viejo por mejillas,
llegué trayendo frutos de la yunga
a cuatro semanas de ayuno.
Recibiéronme: mi hija partida en dos por Alférez Quintanilla,
mujer, de conviviente de él. Dos hijos muertos a látigo.
Oh, Pachacámac, y yo, a la vida
así morí.
Y de tanto dolor, a siete cielos,
por sesenta soles, Oh, Pachacámac,
mujer pariendo mi hijo, le torcía los brazos.
Ella, dulce ya de tanto aborto, dijo:
«Quiebra maqui de guagua; no quiero que sirva
que sirva de mitaya a viracochas».
Quebré.
Y entre curas, tam, unos pareciendo diablos, buitres, había.
Iguales. Peores que los otros de dos piernas.
otros decían: «Hijo, amor, Cristo».
Y ellos: «Contribución, mitayo a mis haciendas,
a tejer dentro de iglesia, aceite para lámpara,
cera de monumentos, huevos de ceniza,
doctrina y ciegos doctrineros.
Vihuela, india para la cocina, hijas para la casa.
Así dijeron. Obedecí.
Y después: Sebastián, Manuel, Roque, Salva,
Miguel, Antonio, Mitayos, a hierba, leña, carbón,
paja, peces, piedras, maíz, mujeres, hijas. Todo servicio.
A runa-llama tam, que en tres meses
comistes dos mil corazones de ellas.
A mujer que tam comistes
cerca de oreja de marido y de hijo,
noche a noche.
Brazos llevaron al mal.
Ojos al llanto.
Hombros al soplo de sus foetes,
Mejillas a lo duro de sus botas.
Corazón que estrujaron, pisando ante mitayo,
cuerpos de mamas, mujeres, hijas.
Sólo nosotros hemos sufrido
el mundo horrible de sus corazones.
En obraje de telas, sargas, capisayos, ponchos,
yo, el desnudo, hundido en calabozos, trabajé
año cuarenta días,
con apenas puñado de maíz para el pulso
que era más delgado que el hijo que tejía.
Encerrado desde la aurora hasta el otro claror,
sin comer tejí, tejí.
Hice la tela con que vestían cuerpos los señores,
que dieron soledad de blancura a mi esqueleto.
Y día viernes santo amanecí encerrado,
boca abajo, sobre telar,
con vómito de sangre entre los hijos y lanzadera.
Así, entinté con mi alma, llena de costado,
la tela de las que me desnudaron.
«Porque no hemos venido
a vivir en la tierra.
Sólo venimos a soñar.
Sólo venimos amar
aquí en la tierra».
Y a un Cristo, adrede, tam trujeron,
entre lanzas, banderas y caballos.
Y a su nombre, hiciéronme agradecer el hambre,
la sed, los azotes diarios, los servicios de iglesia,
la muerte y la desraza de mi raza.
(Así avisa al mundo, amigo de mi angustia.
Así, avisa. Di. Da diciendo. Dios te pague).
Y bajo ese mesmo Cristo,
negra nube de buitres de trapo vinieron. Tantos.
Cientos de casas hicieron en la Patria.
Miles de hijos. Robos de altar. Pillerías de cama.
Dejáronme en una línea de camino,
sin sur, sin norte, sin choza, sin… ¡dejáronme!
Y, después, a batir barro, entraña de mi tierra;
hacer cal de caleras, a trabajar en batanes,
en templos, paredes, pinturas, torres, columnas, capitales.
¡Y, yo, a la intemperie!
Y, después, en trapiches que tenían,
moliendo caña, me molieron las manos:
hermanos de trabajo bebieron mi sanguaza, Miel y sangre
y llanto.
Y ellos, tantos, en propias pulperías,
¡enseñáronme el triste cielo del alcohol!
y la desesperanza.
¡Gracias!
¡Oh, Pachacámac, señor del universo!
Tú que no eres hembra ni varón.
Tú que eres todo y eres nada,
Óyeme, escúchame.
Como el venado herido por la sed
te busco y sólo a ti de adoro.
Y tam, si supieras, amigo de mi angustia,
cómo foeteaban cada día, sin falta.
«Capisayo al suelo, Calzoncillos al suelo,
tú, bocabajo, mitayo. Cuenta cada latigazo».
Yo, iba contando: 2, 5, 9, 30, 40, 70.
Así aprendía a contar en tu castellano,
con mi dolor y mis llagas.
Enseguida, levantándome, chorreando sangre,
tenía que besar látigo y mano de verdugos.
«Dioselopagui, amito», así decía de terror y gratitud.
Un día en santa iglesia de Tuntaqui,
el viejo doctrinero, mostróme cuerpo en cruz
de amo Jesucristo;
único viracocha, sin ropa, sin espuelas, sin acial.
Todito Él, era una sola llaga salpicada.
No había lugar ya ni para un diente de hierba
entre herida y herida.
En él, cebáronse primero; luego fue en mí-.
¿De qué me quejo, entonces? – No. Sólo te cuento.
Me despeñaron. Con punzón de fierro,
me punzaron todo el cuerpo.
Me trasquilaron. Hijo de ayuno y de destierro fui.
Con yescas de manguey encendidas, me pringaron.
Después de los azotes, ya aún en el suelo,
ellos entregolpeaban sobre mí, dos tizones de candela
y me cubrían con una lluvia de chispas puntiagudas,
que hacía chirriar la sangre de mis úlceras.
Así.
Entre lavadoras de platos, barrenderas, hierbateras,
a una, llamada Dulita, cayósele una escudilla de barro,
y cayósele, ay, a cien pedazos.
Y vino el mestizo Juan Ruíz de tanto odio para nosotros
por retorcido de sangre.
A la cocina llevóle pateándole nalgas, y ella, sin llorar,
ni una lágrima. Pero dijo una palabra suya y nuestra: ¡carajú!
Y él, muy cobarde, puso en fogón una cáscara de huevo
que casi se hace blanca brasa y que apretó contra los labios.
Se abrieron en fruta de sangre: amaneció maleza.
No comió cinco días, y yo, y Joaquín Toapanta de Tubabiro,
muerta la hallamos en la acequia de los excrementos.
Y cuando en hato, allá en alturas,
moría ya de buitres o de la pura vida,
sea una vaca, una ternera o una oveja;
yo debía arrastrarle por leguas de hierbas y lodo,
hasta patio de hacienda
a mostrar el cadáver.
Y tú; señor viracocha,
me obligaste a comprar esa carne engusanada ya.
Y como ni esos gusanos juntos
pudo pagar de golpe,
me obligaste a trabajar otro año más;
hasta que yo mismo descendí al gusano,
¡que devora a los amos y al mitayo!
A Tomás Quitumbe, del propio Quito, que se fue huyendo
de terror, por esas lomas de sigses de plata y pluma,
le persiguieron; un alférez iba a la cabeza.
Y él, corre, corre gimiendo como venado.
Pero cayó, rajados ya los pies de muchos pedernales,
Cazáronle. Amarráronle el pelo a la cola de un potro alazán,
y con él, al obraje de Chillos,
a través de zanjas, piedras, zarzales, lodo endurecido.
Llegando al patio rellenáronle heridas con ají y con sal,
así los lomos, hombros, trasero, brazos, muslos.
El, gemía revolcándose de dolor: «Amo viracocha, Amo viracocha».
Nadie le oyó morir.
Y a mama Susana Pumancay, de Panzaleo;
su choza entre retamas de mil mariposas ya de aleteo;
porque su marido Juan Pilataxi desapareció de bulto,
le llevaron, preñada, a todo paso, a la hacienda;
y, al cuarto de los cepos en donde le enceparon la derecha,
dejándole la izquierda sobre el palo.
Y ella, a medianoche, parió su guagua
entre agua y sangre.
Y él dio de cabeza contra la madera, de que murió
Leche de plata hubiera mamado un día, Carajú!
Minero fui, por dos años, ocho meses.
Nada de comer. Nada de amar. Nunca vida.
La bocamina, fue mi cielo y mi tumba.
Yo, que usé el oro para las fiestas de mi emperador,
supe padecer con su luz,
por la codicia y la crueldad de otros.
Dormimos miles de mitayos,
a pura mosca, látigo, fiebres, en galpones,
custodiados con un amo que sólo daba muerte.
Pero, después de dos años, ocho meses, salí,
salimos seiscientos mitayos,
de veinte mil que entramos.
Pero, salí. ¡Oh, sol reventado por mi madre!
Te miré en mis ojos de cautivo.
Lloré agua de sol en punta de pestañas.
Y temiré, Oh Pachacámac, muerto
en los brazos que ahora hacen esquina
de madera y de clavos a otro dios.
Pero salí. No reconocía ya mi patria.
Desde la negrura volví hacia el azul
Quitumbe de alma y sol, lloré de alegría.
Volvíamos. Nunca he vuelto solo.
Entre cuevas de cumbre, ya en goteras de Cuenca,
de Pedro Axitimbay, mi hermano.
Vile mucho. Mucho vile, y le encontré el pecho.
Era un hueso plano. Era un espejo. Me incliné.
Me miré, pestañeando. Y me reconocí. ¡Yo, era él mismo!
y dije:
¡Oh Pachacámac, señor del universo!
Oh Chambo, Mulaló, Sibambe, Tomebamba;
Guangara de don Nuño Valderrama.
Adiós. A Pachacámac, adiós. Rinimi ¡No te olvido!
A ti, Rodrigo Núñez de Bonilla.
Pero Martín Montanero, Alonso de Bastidas,
Sancho de la Carrera, hijo. Diego Sandoval.
Mi odio. Mi justicia.
A ti Rodrigo Darcos, dueño de tantas minas,
de tantas vidas de curicamayos.
Tus lavaderos del río Santa Bárbara.
Minas de ama Virgen del Rosario en Cañaribamba.
Minas del gran cerro de Malal, junto al río helado.
Minas de Zaruma; minas de Catacocha. ¡Minas!
Gran buscador de riquezas, diablo del oro.
Chupador de sangre y lágrimas del indio!
Qué cientos de noches cuidé tus acequias, por leguas
para moler tu oro,
en tu mortero de ocho martillos y tres fuelles.
Oro para ti. Oro para tus mujeres. Oro para tus reyes.
Oro para mi muerte. ¡Oro!
Pero un día volví. ¡Y ahora vuelvo!
Ahora soy Santiago Agag Roque Buestende,
Mateo Camaguara, Esteban Chuquitayupe, Pablo Duchinachay,
Gregorio Guartatana, Francisco Nati-Cañar, Bartolomé Dumbay.
Y ahora, toda esta tierra es mía.
Desde Llangagua hasta Burgay;
Desde Irubí hasta el Buerán;
desde Guaslán, hasta Punsara, pasando por Biblián.
Y es mía para adentro, como mujer en la noche.
Y es mía para arriba, hasta más allá del gavilán.
Vuelvo, ¡Alzome!
¡Levantome después del tercer siglo, de entre los muertos!
¡Con los muertos, vengo!
La tumba india se retuerce con todas sus caderas
sus mamas y sus vientres.
La gran tumba se enarca y se levanta
después del tercer siglo, dentre las lomas y los páramos,
las cumbres, los yungas, los abismos
las minas los azufres, las campaguas.
Regreso desde los cerros, donde moríamos
a la luz del frío.
Desde los ríos, donde moríamos en cuadrillas.
Desde las minas, donde moríamos en rosarios.
Desde la muerte, donde moríamos en grano.
Regreso
¡Regresamos! ¡Pachacámac!
¡Yo soy Juan Atampam! ¡Yo, tam!
¡Yo soy Marcos Guamán! ¡Yo, tam!
¡Yo soy Roque Jadán! ¡Yo tam!
¡Comaguara, soy. Gualanlema, Quilaquilago, Caxicondor, Pumacuri, Tomayco, Chupuitaype, Guartatana, Duchinachay, Dumbay, Soy!
¡Somos! ¡Seremos! ¡Soy!

Fuente 

 

  Poema 2

A MI MADRE

Autor: Ernesto Noboa y Caamaño

Para calmar las horas graves
del calvario del corazón
tengo tus tristes manos suaves
que se posan como dos aves
sobre la cruz de mi aflicción.

Para aliviar las horas tristes
de mi callada soledad

me basta... ¡saber que tú existes!

y me acompañas y me asistes
y me infundes serenidad.

Cuando el áspid del hastío me roe,
tengo unos libros que son en
las horas cruentas mirra, aloe,
de mi alma débil el sostén:
Heine, Samain, Laforgue, Poe
y, sobre todo, ¡mi Verlaine!

Y así mi vida se desliza
-sin objeto ni orientación-
doliente, callada, sumisa,
con una triste resignación,
entre un suspiro, una sonrisa,
alguna ternura imprecisa
y algún verdadero dolor... 

Fuente

A MI MADRE » Donaciano Bueno  

HISTORIAS COMIL

ELABORADO POR: LIZBETH CORREA 

Hace tres años empezo esta bella historia en el glorioso Colegio militar Eloy Alfaro. Yo estudiaba en la unidad educativa Santa Maria de los Angeles, la cual solo cuenta hasta decimo año y desde un inicio mi sueño fue estudiar en el glorioso Colegio militar Eloy Alfaro y gracias al trabajo y constancia de mi madre logre ese sueño entrar al primero de bachillerato. Era un miercoles cuando mi madre entro en mi habitación con la noticia de que fui aceptada en el mismo, ese momento salte de la emocion, abrace a mi madre y derrame algunas lágrimas. Al dia siguiente, mi madre y yo fuimos a comprar los uniformes, tuve una sensación tan hermosa al probarme los mismos y sabia que debía cuidarlos ya que como vulgarmente se dice costaron un ojo de la cara.
 
Mi primer dia de clases fue en septiembre del 2019. Al entrar al colegio me sentia muy emocionada, pase el edificio central y vi a muchos chicos, me sentia una pulga entre todos ellos, justo ese año hubo una mezcla de paralelos y en mi caso fui integrada al 1° BGU paralelo F. En el segundo quimestre logre obtener una beca del 50% por rendimiento académico, y ese mismo año hubo un paro indígena y al finalizar marzo del 2020 llegó el covid 19 a Ecuador lo cual tuvo como resultado el asilamiento obligatorio, debido a ese mi  primero de bachillerato culmino de manera virtual.
Asi como termino el primer año empezó el segundo de forma virtual, al inicio del año no tenia una buena comunicación con mis compañeros pero al realizar trabajos juntos fui conociendolos y acoplandome a sus comportamientos, con algunos mantengo hasta el momento una buena comunicación. Durante ese año, se tenia la leve esperanza de regresar a la presencialidad lo cual nunca sucedió.
 
Tercero sin lugar a duda fue diferente ya que comenzamos con la semipresencialidad lo cual fue un cambio muy drástico para todos, debimos dejar la comodidad de nuestras casa para regresar al colegio de una forma diferente a la tradicional ya que paulatinamente fuimos retornando a las clases presenciales hasta volver a la presencialidad obligatoria para mi fue muy bueno ya que conoci partes del colegio que quedaron inconclusas como lo es el laboratorio de quimica, la piscina, la biblioteca y los museos. Aunque la mayor parte de mi vida la estudie en un colegio religioso no representó una dificultad significativa en mi adaptación al nuevo colegio.  
 

Actualmente,  me encuentro a pasos de culminar el tercero de bachillerato, es decir graduarme. Lo que deseo al graduarme es poder salir de viaje junto a mis amigos de curso ya que poco a poco fui conociendolos y ahora tengo una buena relación con ellos. A todos les deseo los mejores éxitos en su vida ya que cada uno escogera caminos distintos, yo por ejemplo descubri una posible meta que quedo inconclusa es ser parte de las fuerzas armadas por lo cual me postule a la misma. 

 

 

ELABORADO POR: DANIELA VILLAREAL

 Mi aventura en el colegio militar Eloy Alfaro inició en el año 2010 cuándo ingresa va a segundo de básica. 
 
 

n segunda de básica conocí a muchas personas increíbles y una de ellas era una niña que se volvió como una hermana para mí, todo el curso éramos amigos y así transcurrió ese año al pasar a tercero de básica el ambiente en mi paralelo era relajado y me sentía a gusto mientras aprendíamos nos divertíamos y jugábamos, así seguía pasando los años hasta que llegué a sexto de básica y nos dieron una noticia todos, la cual era que nos iban a mezclar a los paralelos, y a mí me cambiaron a otro paralelo en el cual seguían algunos de mis anteriores amigos y habían otros chicos a los que no conocía.

al pasar a séptimo octavo noveno y décimo fui haciendo nuevos  amigos  y conocí a una persona maravillosa que se convirtió en mi mejor amiga, durante estos años se me complicó un poco algunas materias pero con mi esfuerzo logré superar todas las complicaciones.

al pasar a bachillerato todo se volvió un caos ya que me sumaron más materias y a la vez que se complica un poco para mí esto era un reto más, pero lo que realmente hizo que estos años en bachillerato sea un caos fue la pandemia el covid-19, en primero de bachillerato me hice mejor amiga de un niño increíble el cual siempre me saca una sonrisa, al estar pasando primero de bachillerato en el segundo quimestre nos informaron que debíamos irnos a casa y que ellos nos avisaría cuando íbamos a volver al colegio y así pasaron meses inclusive terminamos del año de forma virtual y yo creía que para segundo de bachillerato todo se iba a solucionar pues no, todo ese año fue virtual y pues teníamos que cuidarnos de esta enfermedad y no debíamos salir de la casa para tercero de bachillerato todo mejoró en el primer quimestre de este año implementaron tres modalidades la modalidad presencial, modalidad virtual y la modalidad híbrida pues yo decidí escoger la modalidad híbrida e iba una semana al colegio y una semana no pero seguía teniendo la semana que no iba al colegio clases virtualmente y así transcurrió el primer quimestre para el segundo quimestre Ya nos dijeron que todas debíamos de ir presencial debido que teníamos que adaptarnos y continuar.

 
Y por último quiero qué es de tercero de bachillerato se desarrolle bien me gradué y seguir la carrera que tanto  he querido y anhelado la cual es medicina. 

ELABORADO POR: CAMILA MARTINEZ

 Yo entre al Colegio Militar Eloy Alfaro en el año 2017ª octavo año y desde ahí mi vida dio un giro de 180º hice muchas locuras con mis compañeros de curso me reí mucho y sobre todo he aprendido muchas cosas.

En octavo un día cuando salía a recreo con mis amigos me topé con una chica que no sabía si me iba a caer bien o mal pues nunca había tratado con ella porque estábamos en diferentes paralelos y después seguí con el transcurso del año normal pero de repente al pasar a noveno año nos cambiaron de paralelos a todos y a me toco en el D y al principio no conocía a nadie pero después volví a ver a esa chica y nos hicimos mejores amigas.

Al pasar a décimo año me había vuelto amiga de todos mis compañeros de curso pero había una chica que no me caía bien y un día nos peleamos después hicimos las paces y me quede en supletorios pero gracias a que me esforcé pase a Primero de Bachillerato donde todo fue una locura total ya que tuvimos el primer presencial y el segundo virtual.

Al pasar a segundo de Bachillerato todo seguía virtualmente a causa de la pandemia y casi siempre hacia llamadas con mis amigos y amigas y así continúo hasta pasar a Tercero de Bachillerato en donde se me complico mucho ya que todo tuvimos materias nuevas.

Mi etapa estudiantil termina aspiro entrar a la vida militar lograr todos mis propósitos y que mi familia se sientan orgullosos de mí y poder ayudar a los más necesitados para que tengan una mejor vida.

ELABORADO POR:  DAYANA GUAMAN

                      

La primera vez que ingresé al colegio militar fue en sexto de básica, yo salía de una unidad educativa religiosa, conocí nuevas personas, nuevos maestros los cuales me enseñaron su método de trabajar que era diferente, siendo sincera creo que un cambio nunca ha sido fácil, sin embargo poco a poco me comencé adaptar a los diferentes ambientes que se me presentaban, ya que en su momento era nuevo para mí, en contexto me siento muy orgullosa por haber logrado estar en una institución diferente a lo que me habría imaginado.

En los próximos años fui pasando de curso en curso, hasta que llegue a bachillerato, conocía nuevos compañeros, maestros y nuevas materias, en ese ingreso también comencé a conocer la formalidad militar, nuevas experiencias a empezar a explorar nuevos caminos y conocer a una infinidad de chicos con los cuales puedes llegar a llevarte bien, en los meses posteriores llego la pandemia la cual nos obligo a permanecer en casa bajo los cuidados necesarios, ahí es donde entramos a la formalidad virtual durante dos años consecutivos en donde permitió conocer al niño mas hermoso de este mundo mi mejor amigo, es raro, extraño a su persona anterior porque al regresar a presencialidad porque cambio de mil formas inexplicables en lo que a mi respecta fue un completo extraño ante mis ojos.
 
 

Así termino el año 2021 y entramos a enero donde yo seguía en Estados Unidos en estudio virtual cuando se formalizo el estudio semipresencial, al integrarme en febrero muchas cosas cambiaron entorno a mis compañeros, la modalidad se volvió mas interactiva y a estudiar mas de tal manera para graduarnos, y poder ingresar a la universidad en la carrera que nosotros escojamos.


 

 HISTORIAS DE AMOR 






 

4 comentarios:

  1. Muy buen blog. Fomenta a la lectura de la literatura ecuatoriana.

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  2. Buen contenido muy interesante

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  3. Me encantó leerlo, es muy llamativo

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  4. Es muy importante fomentar a los jóvenes la literatura ecuatoriana, ya que impulsa conocer más de nuestras culturas, ideologías y sobretodo el amor a nuestro país. Un aplauso a estos jóvenes, promotores y portavoces de nuestro país.

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